domingo, 9 de septiembre de 2007

Margaret Atwood

Margaret Atwood
...compañera vacacional...

TORTURA

¿Qué transcurre en las pausas
de esta conversación
sobre el libre albedrío,
la política y la necesidad de la pasión?
Pienso en la mujer que no mataron
sólo le cosieron el rostro,
le cerraron la boca hasta dejársela
del tamaño de un orificio para pajitas
y luego la devolvieron a la calle
como un símbolo mudo.
No importa dónde pasó
ni porqué.
Tampoco importa qué bando lo hizo.
Son cosas que se hacen
en cuanto hay bandos.
Tampoco sé si hay hombres buenos
que viven su vida
a causa de esta mujer o a pesar de ella,
pero semejante poder no es abstracto,
ni se refiere a la política y al libre albedrío
va más allá de los eslóganes.
En cuanto a la pasión,
esto es su opuesto,
el cuchillo que arranca a los amantes
de tu piel como tumores,
dejándote sin pechos
y sin nombre,
aplanada, sin sangre, con la voz
cauterizada por el exceso de dolor,
cuerpo desollado fibra a fibra
y colgado del muro, pancarta agonizante
y expuesta por los mismos que despliegan banderas

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