lunes, 24 de septiembre de 2007

Hairspray:Tu revolución no me interesa si no puedo bailar.

La historia de la moda femenina es una historia que si la situamos en sus contextos históricos nos relata toda una secuencia de poder y sometimiento, de mas a menos y de menos a mas. Las modas no son gratuitas ni parece que los artilugios que de ellas se derivan lo sean, la moda como elemento simbólico constituye una herramienta de control sobre las mujeres altamente eficaz, mas aun cuando se hace del aspecto de las mujeres una parte mas que primordial de su identidad, por encima de la de los hombres.
La moda ha alimentado una imagen de las mujeres acorde con el rol pasivo y un aspecto de fragilidad necesitada de proteccion, ésto no es solamente un artificio creado por la sociedad, sino que obedece a una realidad física: los corsés, una prenda ahora relegada practicamente al fetichismo y que supone una utilizacion lúdica e inofensiva, pero que no siempre ha tenido esta misma funcion. La moda, convertida no en lenguaje del cuerpo, no en forma de expresion, sino en sutil instrumento de sometimiento. El uso del corsé ha provocado en las mujeres disfunciones respiratorias, pudiendo llegar al cancer o al enfisema, que causaban esos efectistas desmayos que las depositaban elegantemente en caballerosos brazos. La dificultad en el riego sanguineo y la merma de oxígeno además dificultaban el desarrollo intelectual por lo que es la coartada perfecta para justificar biologicamente la inferioridad física e intelectual historica de las mujeres. Y no, tampoco podian bailar.
Cuando parece que esta etapa ha sido superada algunos estupendos articulos como el de La Plancha de Yeso de Patricia Godes nos sacan de nuestro error y como si de una coleccion inspirada en las peores pesadillas de Frida Kahlo se tratara reaparece el corsé pero en forma permamente, el cuerpo de las mujeres es tan imperfecto a los ojos de los canones que ya no se disimula, se esconde y se amuralla.
Pero no solo el corsé, el miriñaque o los tacones han servido para amargar la existencia dia tras dia a nuestras antepasadas, la dieta eterna, sin por ello llegar a patologias como la anorexia, tambien crea problemas intestinales, estomacales, sexuales, respiratorios, circulatorios, endocrinos, asi como disfunciones en el sueño, en el estado de animo y en el rendimiento intelectual. De esta manera es dificil estar preparada para la accion, cualquier tipo de accion, es dificil tomar el rol activo. Segun uno de los libros mas interesantes y acertados que he leido, "El Mito de la Belleza" de Naomi Wolf, cualquier rasgo caracteristico del cuerpo femenino es negado, eliminado o distorsionado: la grasa es fea, el pecho ha de ser corregido, las caderas afinadas...
La sociedad busca cuerpos masculinos enmascarados.
Al igual que ocurre con la violencia machista, el sometimiento del cuerpo de las mujeres solo parece ser digno de discusion cuando llega a extremos mas dificiles de recuperar y solo se problematiza cuando toma tintes dramáticos, de la misma manera que no estamos dispuestas a dejar que cientos de mujeres aguanten humillaciones o golpes cada dia hasta que su malestar se haga publico en forma de hueso roto, tampoco podemos dejar que el cuerpo de las mujeres continue expropiado hasta que crezca el numero de anorexias, ortoreexias, vigorexias y demás exias.
Afortunadamente los movimientos pendulares estan algo mas de neustra parte en estos dias, asi que subirnos al pendulo y empezar a introducir la diversidad como algo factible y cool puede ayudar. Beth Ditto esa gorda y orgullosa es un referente de moda en el mundo anglosajon, consideraciones ideologicas sobre el underground aparte, una tabla de salvacion para adolescentes que no caben en las tallas pequeñas, y el oportuno remake de Hairspray ofrecen una visión ludica y deseable de la gordura, no unicamente como reemplazo al standard de delgadez, sino como aceptacion de la pluralidad de los cuerpos.

No hay comentarios: